Ejercicio de las Artes Plásticas en la República Dominicana
Por Antonio Prats-Ventós
Hasta hoy el ejercicio de las Artes Plásticas en nuestro país se ha limitado casi exclusivamente al objetivo de particularizar al individuo en un campo limitado de la expresión artística. En este sentido se ha tenido relativo éxito. Se han realizado exposiciones, se han logrado triunfos individuales, inclusive en el extranjero, quedando todo, sin embargo, como un quehacer y un “divertimento” de una pequeña familia de iniciados.
Para que el campo de las Bellas Artes ocupe un verdadero sitial como parte del progreso cultural en la evolución civilizadora de una sociedad modernizante, es indispensable que esta situación cambie radicalmente. Específicamente se debe lograr un cambio rápido en el quehacer artístico así como una evolución gradual de las actitudes de nuestro pueblo con relación al arte.
Es evidente que hay que comenzar por romper el círculo vicioso de la preparación del artista para el campo limitado de las exposiciones. Hasta el momento ésta ha sido la tónica general en la República Dominicana, la creación de un núcleo limitado de artistas para satisfacer los gustos específicos de un sector de la población culturizado y proveniente de determinados sectores sociales.
Hoy en día, en la altamente competitiva lucha por la vida que tiene nuestra sociedad, nadie niega la necesidad de aumentar la producción industrial, fortalecer el comercio, aprovechar nuestro potencial turístico, incrementar las exportaciones, industrializar nuestros productos agrícolas, mejorar y desarrollar nuestra incipiente artesanía. Sin embargo, pocos reconocen la necesidad colateral de producir determinado tipo de mentalidad creativa que coadyuve a este proceso de crecimiento y desarrollo económico y social.
Todo objeto creado por la mano del hombre, desde una pintura , escultura o jarrón, hasta una máquina, un utensilio de cocina o herramienta de trabajo, o un avión jet, han tenido que ser, antes que nada, producto de la imaginación creativa plasmado gráficamente en un dibujo. El dibujo es el primer paso entre el conocimiento y la realidad creada.
El arte puede ayudar al progreso global del país, creando los individuos capaces de aportar imaginación, creatividad y capacidad artesanal, para lograr una base de recursos humanos que cree una verdadera dinámica de producción local. Así pues, el arte no debe ni puede limitarse a la actividad puramente contemplativa, sino que debe crear dibujantes, diseñadores, orfebres, marmolistas, artistas gráficos, artistas comerciales y publicitarios, que vayan a engrosar las filas de la población económicamente activa y altamente productiva.
Al enfocar las artes desde este punto de vista, como un quehacer constructivo, dinámico, hasta utilitario si queremos, lograremos sentar una base confiable que logre contribuir eficazmente al progreso de nuestro país. Desde luego, y es preciso señalarlo claramente, esta amplia base cultural y técnica también dará su frutos en todos los aspectos tradicionalistas del “arte por el arte”. Surgirán, lógicamente, movimientos de vanguardia y escuelas netamente dominicanistas, pero partiendo ya de un esquema más íntimamente vinculado a nuestra realidad socio-económica. Dejaremos de imitar los “ismos” importados de aquellos países que han sentado su base creativa y filosófica; haremos arte dominicano.
Boletín Cultural del Banco Condal Dominicano. Vol. 2. No. 13. Santo Domingo, R. D. Abril de 1976. Impresión: Banco Condal Dominicano.