Prats-Ventós. Esculturas y pinturas. “¡Una muestra que nos honra!”
Por Melba Lithgow de García
El Club de Arroyo Hondo, vestido de gala en su 29 Aniversario, tiene el honor de presentar, por segunda vez en este Gran Salón, otra exposición de la obra de Antonio Prats-Ventós; español de nacimiento y origen, pero dominicano por adopción de esta tierra que él conquistó con su trabajo, su arte y su amor; de este español dominicano que nos ama y a quien amamos, que conjuga disposición innata y conocimientos profundo, forja con sus hábiles dedos, hermosas y elaboradas esculturas: altas, anchas, medianas o pequeñas, abstractas o realistas, las cuales nos hablan de tenacidad, de esfuerzo, de creatividad, y de la vibración del alma de este prolífico artista, en cada una de ellas.
Su talento y sensibilidad convierten en piezas maestras el metal, la piedra, el barro, el mármol, el hierro o la madera, que complacida deja ver sus más púdicas y centenarias vetas, pletóricas de orgullo al exhibir sus mejores formas, sacadas con gubia, el cincel y el martillo por las diestras manos del maestro. Nada tiene secretos para él y así mismo empuña el pincel con apasionada entrega y sobre el lienzo o el papel plasma en acuarela, acrílica, o al óleo, coloridos bodegones, hermosos caballos, lujuriosos framboyanes, bellos paisajes, cielos grises y azules, marinas, flores, frutas, ángeles y esas candorosas negritas, de boca sensual e ingenua mirada, las cuales son su sello personal. La perfección de sus líneas, su verticalidad que crece con los años y la presencia de dominicanidad en su arte, lo hacen especial y diferente.
Su obra, ciudadana del universo, se encuentra en estos salones, en los enormes consorcios, en lujosas oficinas, en el Vaticano, en nuestra vetusta catedral, en pequeñas iglesias, en ricas mansiones o en simples casas de familia, en importantes galerías de Europa, América y el Caribe y como preciada joya, figura también en grandes museos y pinacotecas privadas de coleccionistas del mundo, confiriéndole a su trabajo y a él, la dimensión de inmortalidad.
Veamos la muestra que aquí tenemos, adentrémonos en la médula del espíritu de este artista y démosle paso a la emoción que provoca su arte.
Club de Arroyo Hondo Inc. Santo Domingo, R. D. 27 de agosto de 1998.